La aparición en los salones recreativos de la máquina Street Fighter II supuso una revolución.
Todo era sorprendente y abría las vías de un mundo que a priori tenía controlado. ¿De dónde salían tantos botones? ¿Cómo era posible controlarlos? ¿Cómo se hacían esas llaves?
Aquellos personajes tenían unas personalidades tan atrayentes que era imposible no querer probarlos todos.